Aquel día, ese sábado, me aclaraste todo, esa noche besamos la muerte en la fiesta, la besamos y bailamos con ella, pegados.
Al volver dormí sobre ti, tú dijiste que te gustó insististe en que te gustó verme dormir llamandome angel. Después nos despedimos...
A los días que los siguieron hablamos y a cada palabra sonreía más, pactamos besos, usarnos de almohada, me llamaste estrella, me dijiste que te gustaba y yo me lancé y dije lo que yo había sentido al conocerte, que se fue acentuando cada día que hablabamos.
Y ahora aqui estoy escribiendo esto después de ese "Buenos días, princesa"
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